Ansiedad

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La ansiedad es un complejo proceso biológico y psicológico que en los seres humanos se manifiesta de maneras muy diferentes entre sí. En general, podemos entender las reacciones de ansiedad como las “señales” que nuestro organismo nos envía para avisarnos de algo que podría ser perjudicial para nosotros en determinado momento o contexto. Este mecanismo se considera “adaptativo” porque, a lo largo de la evolución humana, nos ha ayudado a sobrevivir como especie, por ejemplo, empujándonos a huir de las situaciones de peligro. 

Sin embargo, en algunos casos, estas respuestas fisiológicas, así como los pensamientos y emociones que van asociados a ellas, se pueden activar con mucha intensidad o frecuencia ante situaciones relativamente normales de la vida cotidiana, que no suponen en sí mismas un riesgo real para la persona. Si esto sucede de manera habitual, y la persona afectada siente que no puede predecir cuándo, dónde o por qué su organismo se pone “en alerta”, podemos hallarnos ante el inicio de un proceso de ansiedad no adaptativa, que puede llegar a convertirse en un trastorno de ansiedad si no se recibe el tratamiento psicológico adecuado a  tiempo.

Los trastornos de ansiedad se caracterizan por provocar en nuestro organismo respuestas de tensión más o menos intensa, asociadas a pensamientos de preocupación, disminución de la atención y concentración,  sensación de pérdida de control y percepciones de incapacidad y/o inseguridad. Esto a su vez se manifiesta también en mayor agitación motora, conductas desorganizadas, fatiga,  irritabilidad, y problemas en el sueño, entre otros.

A las personas que sufren ansiedad les resulta difícil olvidar estas preocupaciones, de manera que esto interfiere negativamente en su rendimiento en las tareas laborales o de la vida cotidiana, con lo que se inicia un círculo vicioso que agrava los síntomas y sus consecuencias. Afecta al cuerpo, a las emociones y a la forma de pensar, alterando la forma en que una persona se ve a sí misma, se relaciona con los demás, come, duerme o trabaja.

Uno de los trastornos de ansiedad más frecuentes es el trastorno de ansiedad generalizada (TAG), que se distingue en los adultos afectados porque se preocupan demasiado por acontecimientos normales y no peligrosos de la vida diaria (temas laborales, económicos o de salud; gestión de la casa, pareja, hijos, tareas domésticas, relación con compañeros, hacer un viaje largo, etc. La intensidad, duración o frecuencia de aparición de la ansiedad y de las preocupaciones son claramente desproporcionadas con las posibles consecuencias que puedan derivarse de la situación o el acontecimiento temidos. Este trastorno es más frecuente en mujeres que en varones.


Características habituales en los trastornos de ansiedad

  • Tensión muscular intensa y continuada, que puede llegar a ser incapacitante (bloqueo de cervicales, dolor muscular en espalda, brazos, etc.).
  • Temblores, sacudidas, inquietud motora, y dolores o entumecimientos musculares.
  • Síntomas somáticos (corporales): boca seca, sudoración, náuseas o diarreas, manos frías y pegajosas, problemas para tragar o sensación de bloqueo en la garganta.
  • Respuestas de sobresalto exageradas.
  • Algún síntoma de bajo estado de ánimo.

El trastorno de ansiedad generalizada suele coexistir con trastornos del estado de ánimo (p.ej., depresión mayor, distimia), otros trastornos de ansiedad (p.ej., trastorno de angustia, fobia social, fobia específica), otros trastornos asociados al estrés (síndrome del colon irritable, dolores de cabeza) y/o con trastornos relacionados con sustancias (p.ej., dependencia o abuso de alcohol o sedantes, hipnóticos o ansiolíticos).


¿QUÉ OBJETIVOS SE PLANTEAN CON EL TRATAMIENTO?

El psicólogo clínico es el profesional cualificado para llevar a cabo un tratamiento específico y eficaz de los trastornos de ansiedad. Los objetivos del tratamiento se centran en dotar al cliente de herramientas y recursos de diferentes tipos para que éste pueda restablecer la percepción de control sobre sí mismo y sobre su entorno, así como su equilibrio emocional, mental y físico, de tal manera que pueda volver a pensar, actuar y sentir de manera positiva, a medida que los síntomas le afectan cada vez de manera menos intensa o frecuente, y le permiten restablecer un ritmo de vida adecuado.


¿CÓMO LO HACEMOS?

Principalmente, mediante la terapia psicológica individual y, en algunos casos, complementando ésta con el tratamiento farmacológico.

Terapia psicológica individual

El psicólogo clínico valorará las características, circunstancias vitales y posibles síntomas de ansiedad o de otros posibles trastornos (depresión, afectación por enfermedad médica, por abuso de sustancias, estrés, etc.), entre otros factores relevantes, ya que hay diferentes trastornos de ansiedad con síntomas parecidos, para poder así plantear el tratamiento óptimo para el cliente.

Desde la orientación cognitivo-conductual, el proceso terapéutico se centra en elaborar conjuntamente con el cliente diversas estrategias que favorezcan su cambio cognitivo, emocional y conductual, por ej., aprendiendo a valorar de manera racional las situaciones que pueden disparar la ansiedad, analizando con atención los factores cognitivos que la facilitan, y ayudando a interpretar de forma más eficaz las situaciones que la persona afectada vive de manera exagerada. También se transmiten estrategias de relajación (técnicas como la respiración diafragmática, entrenamiento en mindfulness), estrategias de reducción del estrés (gestión del tiempo, organización, planificación). Según la especificidad de la ansiedad (fobias, trastornos obsesivos,…), se trabajan otras estrategias más específicas que se ajustan a cada caso particular. En todas ellas, las tareas para realizar en casa son de utilidad para consolidar las habilidades entrenadas y dan al cliente la satisfacción de acercarse progresivamente a los objetivos deseados.

Tratamiento farmacológico: ¿Es necesario?

No, el tratamiento farmacológico no es obligatorio. Sin embargo, dependiendo de la severidad de los síntomas o la duración de los mismos, para algunas personas afectadas es beneficioso complementar el tratamiento psicológico con el farmacológico durante un tiempo determinado. Las diversas opciones de tratamiento farmacológico serán rigurosamente valoradas por un médico psiquiatra y consensuadas con el psicólogo clínico y el cliente. En Barnapsico colaboramos con prestigiosos especialistas en psiquiatría para ofrecer un proceso terapéutico integral a nuestros clientes


¿QUÉ SE GANA CON EL TRATAMIENTO?

Aprender a pensar, sentir y actuar de modo diferente y positivo cuando nos imaginamos el futuro que queremos, más allá del presente difícil que nos parece amenazador y nos hace sentir miedo, aprensión o evitación. Un tratamiento psicológico eficaz da al cliente las estrategias y herramientas para afrontar positivamente y resolver eficazmente su presente y también otras situaciones adversas que podrán suceder en el transcurso de su vida, pero sobre todo, le dará la comprensión de su fortaleza interna, del valor de la autoestima y de la confianza en sus posibilidades de un futuro mejor.


 

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